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El prólogo de «Gamonal, la historia desde abajo»
Marcos Erro García y José Medina Mateos han escrito un libro buenísimo sobre el barrio de Gamonal titulado Gamonal, la historia desde abajo en el que he tenido la oportunidad de participar con esta breve presentación. Mi texto no está ni de lejos a la altura del ensayo que prologa, pero he pensado que a lo mejor reproducirlo aquí ayuda a difundir un libro que realmente merece la pena.
Los (bienes) comunes. ¿Oportunidad o espejismo?
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Presentación de «En bruto. Una defensa del materialismo histórico»
El próximo jueves 22 de septiembre, a las 19:00 h, presentaré en Madrid En bruto. Una reivindicación del materialismo histórico. Será en la librería Cervantes y Compañía, que esta en la C/ del Pez, 27 (en Malasaña, Metro Noviciado). Me acompañarán Jorge Sola y el director de la colección, Manuel Cruz.
El prólogo de «En bruto. Una reivindicación del materialismo histórico»
Dejo aquí un pdf del prólogo del libro que acabo de publicar en Los Libros de la Catarata por si alguien quiere hacerse una idea del contenido.
La portada de «En bruto. Una defensa del materialismo histórico»
En septiembre publico un libro en la colección de ensayos de filosofía que dirige Manuel Cruz en Los Libros de la Catarata. Se titulará En bruto. Una reivindicación del materialismo histórico y ya tiene portada (de Joaquín Gallego).
La epopeya de los banqueros, la tragedia de los ciudadanos
El canto XXIII de la Ilíada, el penúltimo, es la historia de una competición deportiva en honor de Patroclo, el novio de Aquiles muerto en el campo de batalla. Aquiles consigue vengarle matando al pobre Héctor, que seguramente era la única persona sensata de aquel infierno militarista, y a continuación organiza sus funerales. Empieza con unos cuantos sacrificios humanos –concretamente le corta el cuello a doce jóvenes troyanos– y después organiza unos juegos fúnebres con varias competiciones.
La primera prueba es una carrera de carros en la que Diomedes, Eumelo, Menelao, Antíloco y Meríones compitieron por premios como una mujer, una yegua preñada, un caldero y unas monedas de oro. Diomedes gana la carrera con una ayudita de Atenea (en la Ilíada es frecuente el doping sobrenatural). Pero lo interesante es lo que le ocurre a Antíloco. Sus caballos son los más lentos pero su padre le aconseja una estrategia para adelantar a sus adversarios en un punto complicado del circuito. De este modo, Antíloco logra llegar detrás de Diomedes. Menelao no se lo toma nada bien y reclama a Aquiles el segundo premio. Su argumento es muy sencillo: sus caballos son mejores y debería haber ganado él. Antíloco podía hacer los truquitos que quisiera para llegar antes, pero eso no significaba que le hubiera vencido.
Los griegos de la edad heroica entendían la meritocracia en un sentido muy particular. Consistía en que ganara el que tenía que ganar. Recuerda un poco al capitalismo financiero contemporáneo, en realidad. Como Menelao, los bancos se enfrenta a dos opciones, o ganan ellos o perdemos los demás.
Hoy los más tontos del lugar creen que la solución es aumentar la competencia, asegurar el fair play comercial: nadie es demasiado grande para caer, hágase el mercado et pereat mundus. La Grecia clásica, en cambio, entendió que el problema no era que las victorias de los guerreros aristócratas fueran inmerecidas sino que, justas o injustas, se basaban en un sistema de privilegios que tenía efectos sociales destructivos.
Por eso el género literario de la polis democrática no es la epopeya sino la tragedia. En las tragedias clásicas se suele describir el mundo aristocrático de los héroes militaristas como un orden de dolor y sufrimiento que pasa como una apisonadora sobre los más débiles. Los pobres, los esclavos, las mujeres, los ancianos o los niños son víctimas pasivas de la idiotez de los hombres poderosos enredados en una espiral interminable de competiciones ridículas que son el único objetivo de su vida. Los fanáticos de la ganancia –de honor y prestigio, como Menelao, o de ceros adicionales en sus cuentas de beneficio– son un tumor social que nos arrastra a los demás a un horror incomprensible.
Las tragedias clásicas explicaron a los atenienses que la convivencia ciudadana basada en leyes racionales creadas en común son la manera de poner fin a la destructividad social de la aristocracia guerrera… o financiera.
Este domingo el pueblo griego tiene la oportunidad de volver a enseñar esa lección al resto de Europa.
Nate SIlver contra el Big Data
Aquí se puede leer la reseña que he publicado en Babelia de La señal y el ruido, de Nate Silver.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/05/30/babelia/1401471883_955380.html
George Saunders con los perdedores del capitalismo
George Saunders es el gran escritor de los perdedores del capitalismo contemporáneo. Sus cuentos son excesivos, raros, violentos, divertidos y alucinados. Por eso mismo resultan iluminadores de este delirio colectivo al que llamamos normalidad. En sus mejores momentos Saunders se acerca a la ciencia ficción y escribe sobre un futuro cercano donde los presos son obligados a participar en experimentos clínicos extremos de psicología cognitiva, hay trabajadores octogenarios que limpian un parque temático cuya principal atracción es una vaca con estómago de plexiglás, aparecen mutantes condenados a la esclavitud mientras los zombies promueven el empoderamiento y el cambio social…
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Un elogio del presente
Hay que reconocer que Antonio Escohotado se lo pone difícil a sí mismo. En 1999, tres años después del affaire Sokal, publicó Orden y caos, un ensayo donde se colocaba al socaire del constructivismo social y cuyas exóticas afirmaciones científicas provocaron el estupor de numerosos físicos. Ahora, en lo más crudo de la crisis económica global, presenta el segundo volumen de una profusa teodicea empresarial en la que alerta de los peligros potenciales de las críticas al comercio. Un elogio del presente que, de nuevo, tiene todas las papeletas para dejar atónitos a quienes están padeciendo las consecuencias efectivas de treinta años de neoliberalismo.
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