El año pasado, desde el periódico del colegio de primaria en el que estudian mis hijos me pidieron que les escribiera algún artículo. Hoy un tweet de @Klinamen_libros me ha hecho recordar aquel texto Esto fue lo que les envié. Sigue leyendo
Archivo de la etiqueta: democracia
Sólo un ni-ni puede aún salvarnos
El listón está alto, pero tal vez una de las modas sociológicas más irritantes de las últimas décadas haya sido la popularización del concepto de “exclusión social”. Al menos en sus versiones institucionales, consiste en entender la desigualdad social como una lista de invitados incompleta. Añadir a más gente puede ser difícil –hay que encontrarlos, prestarles un traje y convencer a los invitados más esnob de que no van a robar la cubertería– pero no entraña ningún conflicto sistemático. Si en la lista no aparece tu nombre, pues te añaden y ya está.
Es una doctrina teórica y empíricamente endeble. Fue inservible para dar cuenta de como se gestaba la crisis económica, y sus aplicaciones cuantitativas más exigentes tienen la capacidad informativa del horóscopo del Yo Dona. Pero, por encima de todo, es políticamente muy conservadora. Su moraleja es, aproximadamente, que las sociedades ricas tienen tal grandeza moral que incluso la chusma puede llegar a participar en la fiesta de la democracia.
La tradición política emancipatoria planteó exactamente lo contrario. Los perdedores del capitalismo son agentes privilegiados del cambio social. Son los únicos que están en condiciones de impulsar algunos cambios políticos que beneficiarían a todo el mundo, pero que ningún otro grupo puede defender porque están atrapados en sus intereses particulares cortoplacistas. Sigue leyendo
Que se vaya la mafia, por Manuel Azaña
“España es un país gobernado tradicionalmente por caciques. En esencia, el caciquismo es una suplantación de la soberanía, ya sea que al ciudadano se le nieguen sus derechos naturales, para mantenerlo legalmente en tutela, ya que, inscritos en la Constitución tales derechos, una minoría de caciques los usurpe, y sin destruir la apariencia del régimen establecido, erija un poder fraudulento, efectivo y omnímodo, aunque extralegal. En ambos casos, la injuria contra la personalidad humana es la misma. El pueblo, única fuente de la autoridad, que siempre ha de ejercerse por delegación de la mayoría, pierde toda participación eficaz en el gobierno. La oligarquía, como sistema, y el caciquismo, como instrumento –exclusión de la voluntad de los más–, son anteriores al régimen constitucional y al sufragio y han persistido con ellos; la oligarquía fue nobiliaria y territorial; hoy es burguesa y, en su núcleo más recio y temible, capitalista, aborto de la gran industria y la finanza. El cacique local, ejecutor de las arbitrariedades y defensor de los intereses de la clase a quien sirve, no ha variado apenas de fisonomía ni de sentimientos”.
Extraído de “Caciquismo y democracia”, en Manuel Azaña, Plumas y palabras, Barcelona, Crítica, 1976
cinco notas sobre el bipartidismo
1. El bipartidismo es sólo un síntoma. El PPSOE es la marca blanca de la coalición de élites económicas y sociales que ha dominado la política española desde la Transición. Cuando le preguntaron a Margaret Thatcher cuál había sido su mayor logro político respondió: “Tony Blair”. No era ninguna bravata. Thatcher logró que el neolaborismo adoptara la mayor parte de su programa. En España eso nunca ha sido necesario. Felipe González asumió el programa neoliberal con un entusiasmo atlético. Sencillamente ahora se nota más porque la economía se ha hundido. La verdad es que las políticas económicas del PP y el PSOE han sido de una continuidad extrema y ese es el sentido de la alternancia entre ambas siglas. Sigue leyendo