Este verano mi sobrina de veinte años apareció con una camiseta en la que se leía “Keep the 80s alive” en letras doradas. Aluciné. Si pienso en los años ochenta, la imagen que se me viene a la cabeza es la de un montón de jeringuillas. “Chutas, chutas everywhere” pondría la camiseta si la hubiera diseñado yo. Estaban por todos lados, en la calle, en los parques, en los baños de los bares, en la playa… A un vecino de mi edificio se le cayeron las llaves por el hueco del ascensor. Cuando fueron a recogerlas vieron que el fondo estaba cubierto de jeringuillas, como en Saw 2. Era cosa de otro vecino, que era yonki. Sus padres le echaron de casa y él instaló una especie de chavola en la escalera del edificio. Vivía allí. Lo de tirar las jeringuillas en una papelera le debía parecer una molestia excesiva.
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